No lo había olvidado. El sábado, después del trabajo, amenicé mi almuerzo revisitando en
Antena 3 una película que ya había visto en el cine y que entonces me sorprendió por lo fantástico.
Adoro el cine facilón de palomitas, qué le voy a hacer. Otro día os reviento
2012, pero ahora quería recordar a los olvidados,
The Forgotten, que aquí nos empeñamos en traducir como
Misteriosa Obsesión.
Si te gustó el trailer, deja de leer porque voy a destripar la película: los hijos de los protagonistas están siendo abducidos. Toma. Así define el diccionario las abducciones: supuestos secuestros de seres humanos, llevados a cabo por criaturas extraterrestres, con objeto de someterlos a experimentos diversos en el interior de sus naves espaciales.
Lo pensé hace cinco años y me lo refrescó este pase en abierto por la televisión: tenemos palabras para comprenderlo todo, contamos con un vocabulario paralelo a la veracidad, a lo contrastable, para explicar todo lo que presuponemos. La literatura está plagada de ejemplos. Son términos que ordenan nuestra mente ante lo que, de entrada, resulta imposible.
Todo es fruto de nuestra imaginación. Es una ensoñación de lo que podría ser. No conozco a nadie que haya sido abducido, pero si alguien me lo contara -primero tendría que contrastarlo, que no soy un kamikaze- pero comprendería lo que está diciendo porque lo tenemos incluido en el diccionario, escrito en los libros y recreado en las películas.
También era ficción hace medio siglo que el hombre pudiera pisar la Luna, que unos terroristas fueran a estrellarse contra rascacielos o que el
Telediario de
TVE fuera a ser considerado como el mejor informativo del mundo. Todo lo que pasa por tu cabeza podría ser; la realidad sólo marca las distancias para conseguirlo. Nadie sabe aún lo que habremos avanzado en medio siglo, sólo podemos imaginarlo y dejar constancia de que lo pensamos. Cómo olvidar el futuro.
japinero@puntoradio.com