Qué fácil es explicar mi ausencia como bloguero las últimas dos semanas. La primera fue mi 'Semana Santa' particular y la fuga temporal de país obliga a eliminar la itinerancia de datos, por si la factura. La pasada fue corta en días pero larga y dura en acontecimientos, principalmente por el asesinato de
Bin Laden y el arranque de la campaña electoral.
La rebelión ante las máquinasHoy despierto y me pongo a tirar del escritorio papeles y recortes. Soy de los que aún arranca hojas del periódico, aunque cada vez más me reenvío enlaces de alguna web por correo electrónico o marco como favorito un
tweet que merece una segunda lectura. Pero esta página de
ABC llamó mi atención porque recoge una cita del último gigante de las letras argentinas fallecido recientemente. Dijo
Ernesto Sábato:
¿Cómo voy a propiciar esta tecnología que está imbecilizando
a las tres cuartas partes del mundo? Me rebelo contra eso.
Un par de páginas antes, en ese mismo periódico, un breve de la sección 'Madrid' recogía en ese mismo periódico que tres jóvenes, de entre 20 y 26 años, habían sido detenidos por huir a 180 kilómetros por hora en un
Seat 124, un modelo que ya tenía 35 años de antigüedad.
Este fin de semana tenía la desgracia de dar la
noticia del fallecimiento de
Severiano Ballesteros. Un genio, un mago del golf y que además dio un ejemplo de vida por su lucha contra un tumor cerebral durante más de dos años y medio. Pero todos le recordaremos por el arte que se daba, con el debido respeto, colando pelotitas en un agujerito.
No son los aparatos lo que nos hacen sublimes o imbéciles, como sugería
Sábato. Por sí solo, el ordenador que tengo delante no sabría ni encenderse. La pelota de golf no habría salido de la mochila. El
124 seguiría en el garaje y, dentro de poco, quizá, en un museo.
Me rebelo contra el mal uso así como del abuso de las nuevas tecnologías, una sentencia a la que sumo las redes sociales. Si nos llevan a alguna parte o acaban siendo inútiles lo dirá el tiempo, porque no depende de ellas sino de los artistas o estúpidos que participan en ellas.
Seve era una fiera en el campo de golf. Los del
124 no pasan de burros. Y se lo digo (bien tarde) al bueno de
Sábato porque también afirmó:
Siempre he sido un poco pirómano, me produce cierta satisfacción
quemar libros malos. El fuego es purificador.
Y digo yo: qué culpa tenían los libros. Como en la Inquisición, de esta forma
Sábato estuvo enviando a la hoguera a los autores de esos títulos tan pésimos, a su juicio. Cada vez que leo una estupidez en internet no se me ocurre tirar la pantalla por la ventana. No creo que los portátiles, smartphones y tablets no estén imbecilizando. Aquellos que por aquí son estúpidos ya lo eran de serie sin conexión ADSL ni wifi.
@japinero