28 octubre 2011

El Grande, catalán y luso


¿He sido yo?

Hoy seré breve. Aunque tenga que remitirme a la época de El Grande de España. Quién nos iba a decir que hoy hablaríamos de Felipe IV, apodado El Grande, rey que fue nuestro durante más de 40 años en el siglo XVII. Su primer fiel escudero en asuntos de Estado fue Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares, que hace casi medio milenio tuvo que lidiar con otra gran crisis, esta sobre el territorio nacional. Tuvo follones con los andaluces, con los catalanes y con los portugueses. Durante su reinado, perdimos la hegemonía sobre el hoy país vecino Portugal.

Pues bien: esta mini clase de Historia es necesaria para tratar de entender mejor la broma gastada ayer durante un Congreso de Abogados celebrado en Cádiz. Habla uno de los padres de la Constitución, Gregorio Peces Barba.

¿Qué hubiera pasado si nos quedásemos con los portugueses y dejamos que se vayan a los catalanes? Igual nos hubiera ido mejor, pero en fin... Como eso ya es agua pasada, no se puede... Bueno, hubiera habido un problema gordísimo, que no hubiera podido haber los partidos de fútbol Madrid - Barcelona...

Aprovechando el símil, el autogol de Peces Barba está enmarcado en un sentido del humor –cuanto menos—dudoso. Que, en cualquier caso, ha sentado fatal a los catalanes, empezando por los abogados catalanes que asistían al foro -que acabaron marchándose de la sala- y acabando por su president, Artur Mas, que ha destacado la gravedad de las palabras siendo quien es, en la historia VIVA de nuestro país, Peces Barba.

Con todo, es curioso que se enfaden tanto por una mala broma los políticos que han leído esta semana que casi la mitad de los catalanes estaría a favor de la independencia, que organizan consultas independentistas con dinero público, los mismos que crean embajadas catalanas y que son los mismos que abogan por una selección catalana de fútbol que hoy por hoy entrena Johan Cruyff.

Moraleja: por la boca no ha muerto Peces, sino por las barbas del vecino catalán. Y luso.

@japinero

26 octubre 2011

La mala educación



¿El repelente niño Vicente?

Hoy seré breve, porque para cortos ya tenemos a los creativos de los vídeos del PSOE desde hace 15 años.


Ya ha pasado década y media desde que los socialistas cayeran derrotados con ese vídeo en blanco y negro, con imágenes de Aznar, Cascos... y un dóberman. A punto de caer en las urnas otra vez, el PSOE luce dudosa educación con el vídeo del niño engominado de colegio de pago y la cuidadora de uniforme.


Quería hablarles de esta versión propagandística de Hombre rico, hombre pobre cuando conocíamos la historia del camionero chino que remata en una cuneta a niño de cinco años (y que iba al colegio sin cuidadora) porque en China es más barato pagar un cadáver que la cama de un hospital. Aquí menos mal que no tenemos vídeo...


...pero sí foto de la madre sentada junto a la rueda del camión aplastando el cadáver del pequeño. El hombre aprieta lo que no ahoga un terremoto. Hoy es portada en medio mundo un bebé, una niña de dos semanas de vida, rescatada de las entrañas de su casa, hecha escombros tras el seísmo del domingo en Turquía.

Moralejas:
1) Los perros, sin son de rastreo, son buenos.

2) Por encima de la educación de pago está la educación vial.

y 3) Por encima de la educación no pueden estar los perros, aunque sean chinos y tengan carné de conducir.

@japinero

24 octubre 2011

Hoy seré breve


Así me estrené en Cada mañana sale sol, el nuevo programa para las mañanas de ABC Punto Radio, dirigido y presentado por Melchor Miralles. O lo que es lo mismo... ¡Por fin, este blog salta a las ondas! Gracias por hacerlo posible. Besos y abrazos radioactivos.


@japinero

06 octubre 2011

Aún tengo hambre

Post publicado el 27 de enero de 2011

Vi este vídeo por primera vez en el verano de 2006, tras el primer año al frente de los Informativos del Fin de Semana. Revisarlo tanto tiempo después me ha servido para recordar aquel espíritu hambriento y alocado... que aún resiste.


Gracias.

Tengo el honor de estar hoy aquí con vosotros en vuestro comienzo en una de las mejores universidades del mundo. La verdad sea dicha, yo nunca me gradué.

A decir verdad, esto es lo más cerca que jamás he estado de una graduación universitaria.

Hoy os quiero contar tres historias de mi vida. Nada especial. Sólo tres historias.



La primera historia versa sobre "conectar los puntos"
Dejé la Universidad de Reed tras los seis primeros meses, pero después seguí vagando por allí otros 18 meses, más o menos, antes de dejarlo del todo. Entonces, ¿por qué lo dejé?

Comenzó antes de que yo naciera.

Mi madre biológica era una estudiante joven y soltera, y decidió darme en adopción. Ella tenía muy claro que quienes me adoptaran tendrían que ser titulados universitarios, de modo que todo se preparó para que fuese adoptado al nacer por un abogado y su mujer.

Solo que cuando yo nací decidieron en el último momento que lo que de verdad querían era una niña.

Así que mis padres, que estaban en lista de espera, recibieron una llamada a medianoche preguntando:

“Tenemos un niño no esperado; ¿lo queréis?”

“Por supuesto”, dijeron ellos.

Mi madre biológica se enteró de que mi madre no tenía titulación universitaria, y que mi padre ni siquiera había terminado el bachillerato, así que se negó a firmar los documentos de adopción. Sólo cedió, meses más tarde, cuando mis padres prometieron que algún día yo iría a la universidad.

Y 17 años más tarde fui a la universidad. Pero de forma descuidada elegí una universidad que era casi tan cara como Stanford, y todos los ahorros de mis padres, de clase trabajadora, los estaba gastando en mi matrícula.

Después de seis meses, no le veía propósito alguno. No tenía idea de qué quería hacer con mi vida, y menos aún de cómo la universidad me iba a ayudar a averiguarlo.

Y me estaba gastando todos los ahorros que mis padres habían conseguido a lo largo de su vida. Así que decidí dejarlo, y confiar en que las cosas saldrían bien.

En su momento me dio miedo, pero en retrospectiva fue una de las mejores decisiones que nunca haya tomado.

En el momento en que lo dejé, ya no fui más a las clases obligatorias que no me interesaban y comencé a meterme en las que parecían interesantes. No era idílico. No tenía dormitorio, así que dormía en el suelo de las habitaciones de mis amigos, devolvía botellas de Coca Cola por los 5 céntimos del envase para conseguir dinero para comer, y caminaba más de 10 kilómetros los domingos por la noche para comer bien una vez por semana en el templo de los Hare Krishna.

Me encantaba.

Y muchas cosas con las que me fui topando al seguir mi curiosidad e intuición resultaron no tener precio más adelante.

Os daré un ejemplo.

En aquella época la Universidad de Reed ofrecía la que quizá fuese la mejor formación en caligrafía del país. En todas partes del campus, todos los póster, todas las etiquetas de todos los cajones, estaban bellamente caligrafiadas a mano.

Como ya no estaba matriculado y no tenía clases obligatorias, decidí atender al curso de caligrafía para aprender cómo se hacía.

Aprendí cosas sobre el serif y tipografías sans serif, sobre los espacios variables entre letras, sobre qué hace realmente grande a una gran tipografía.

Era sutilmente bello, histórica y artísticamente, de una forma que la ciencia no puede capturar, y lo encontré fascinante. Nada de esto tenía ni la más mínima esperanza de aplicación práctica en mi vida. Pero diez años más tarde, cuando estábamos diseñando el primer ordenador Macintosh, todo eso volvió a mí.

Y diseñamos el Mac con eso en su esencia. Fue el primer ordenador con tipografías bellas. Si nunca me hubiera dejado caer por aquél curso concreto en la universidad, el Mac jamás habría tenido múltiples tipografías, ni caracteres con espaciado proporcional. Y como Windows no hizo más que copiar el Mac, es probable que ningún ordenador personal los tuviera ahora. Si nunca hubiera decidido dejarlo, no habría entrado en esa clase de caligrafía y los ordenadores personales no tendrían la maravillosa tipografía que poseen.

Por supuesto, era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en clase, pero fue muy, muy claro al mirar atrás diez años más tarde.

Lo diré otra vez: no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea.

Esta forma de actuar nunca me ha dejado tirado, y ha marcado la diferencia en mi vida.


Mi segunda historia es sobre el amor y la pérdida

Tuve suerte — supe pronto en mi vida qué era lo que más deseaba hacer. Woz y yo creamos Apple en el garaje de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos mucho, y en diez años Apple creció de ser sólo nosotros dos a ser una compañía valorada en 2 mil millones de dólares y 4.000 empleados.

Hacía justo un año que habíamos lanzado nuestra mejor creación — el Macintosh — un año antes, y hacía poco que había cumplido los 30.

Y me despidieron.

¿Cómo te pueden echar de la empresa que tú has creado?

Bueno, mientras Apple crecía contratamos a alguien que yo creía muy capacitado para llevar la compañía junto a mí, y durante el primer año, más o menos, las cosas fueron bien. Pero luego nuestra perspectiva del futuro comenzó a ser distinta y finalmente nos apartamos completamente. Cuando eso pasó, nuestra Junta Directiva se puso de su parte.

Así que a los 30 estaba fuera. Y de forma muy notoria.

Lo que había sido el centro de toda mi vida adulta se había ido y fue devastador.

Realmente no supe qué hacer durante algunos meses. Sentía que había dado de lado a la anterior generación de emprendedores, que había soltado el testigo en el momento en que me lo pasaban. Me reuní con David Packard [de HP] y Bob Noyce [Intel], e intenté disculparme por haberlo fastidiado tanto. Fue un fracaso muy notorio, e incluso pensé en huir del valle [Silicon Valley].

Pero algo comenzó a abrirse paso en mí — aún amaba lo que hacía. El resultado de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí comenzar de nuevo.

No lo vi así entonces, pero resultó ser que el que me echaran de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado.

Había cambiado el peso del éxito por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida. Durante los siguientes cinco años, creé una empresa llamada NeXT, otra llamada Pixar, y me enamoré de una mujer asombrosa que se convertiría después en mi esposa.

Pixar llegó a crear el primer largometraje animado por ordenador, Toy Story, y es ahora el estudio de animación más exitoso del mundo. En un notable giro de los acontecimientos, Apple compró NeXT, yo regresé a Apple y la tecnología que desarrollamos en NeXT es el corazón del actual renacimiento de Apple. Y Laurene y yo tenemos una maravillosa familia.

Estoy bastante seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Y esto vale tanto para vuestro trabajo como para vuestros amantes.

El trabajo va a llenar gran parte de vuestra vida, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que consideréis un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar lo que hagáis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando.

No os conforméis.

Como en todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabréis cuando lo hayáis encontrado. Y como en todas las relaciones geniales, las cosas mejoran y mejoran según pasan los años. Así que seguid buscando hasta que lo encontréis.

No os conforméis.


Mi tercera historia es sobre la muerte

Cuando tenía 17 años, leí una cita que decía algo como: “Si vives cada día como si fuera el último, algún día tendrás razón”. Me marcó, y desde entonces, durante los últimos 33 años, cada mañana me he mirado en el espejo y me he preguntado: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?” Y si la respuesta era “no” durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo.

Recordar que voy a morir pronto es la herramienta más importante que haya encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones de mi vida.

Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante.

Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón.

Hace casi un año me diagnosticaron cáncer.

Me hicieron un chequeo a las 7:30 de la mañana, y mostraba claramente un tumor en el páncreas. Ni siquiera sabía qué era el páncreas. Los médicos me dijeron que era prácticamente seguro un tipo de cáncer incurable y que mi esperanza de vida sería de tres a seis meses. Mi médico me aconsejó que me fuese a casa y dejara zanjados mis asuntos, forma médica de decir: prepárate a morir.

Significa intentar decirle a tus hijos en unos pocos meses lo que ibas a decirles en diez años. Significa asegurarte de que todo queda atado y bien atado, para que sea tan fácil como sea posible para tu familia. Significa decir adiós.

Viví todo un día con ese diagnóstico.

Luego, a última hora de la tarde, me hicieron una biopsia, metiéndome un endoscopio por la garganta, a través del estómago y el duodeno, pincharon el páncreas con una aguja para obtener algunas células del tumor. Yo estaba sedado, pero mi esposa, que estaba allí, me dijo que cuando vio las células al microscopio el médico comenzó a llorar porque resultó ser una forma muy rara de cáncer pancreático que se puede curar con cirugía.

Me operaron, y ahora estoy bien. Esto es lo más cerca que he estado de la muerte, y espero que sea lo más cerca que esté de ella durante algunas décadas más. Habiendo vivido esto, ahora os puedo decir esto con más certeza que cuando la muerte era un concepto útil, pero puramente intelectual.

Nadie quiere morir.

Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar allí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la muerte es posiblemente el mejor invento de la vida. Es el agente de cambio de la vida. Retira lo viejo para hacer sitio a lo nuevo.

Ahora mismo lo nuevo sois vosotros, pero dentro de no demasiado tiempo, de forma gradual, os iréis convirtiendo en lo viejo, y seréis apartados. Siento ser tan dramático, pero es bastante cierto. Vuestro tiempo es limitado, así que no lo gastéis viviendo la vida de otro.

No os dejéis atrapar por el dogma que es vivir según los resultados del pensamiento de otros.

No dejéis que el ruido de las opiniones de los demás ahogue vuestra propia voz interior.

Y lo más importante, tened el coraje de seguir a vuestro corazón y vuestra intuición.

De algún modo ellos ya saben lo que tú realmente quieres ser.

Todo lo demás es secundario.

Cuando era joven, había una publicación asombrosa llamada The Whole Earth Catalog [Catálogo de toda la Tierra], una de las biblias de mi generación. La creó un tipo llamado Stewart Brand no lejos de aquí, en Menlo Park y la trajo a la vida con su toque poético. Eran los últimos años 60, antes de los ordenadores personales y la autoedición, así que se hacía con máquinas de escribir, tijeras, y cámaras Polaroid. Era como Google con tapas de cartulina, 35 años de que llegara Google, era idealista, y rebosaba de herramientas claras y grandes conceptos. Stewart y su equipo sacaron varios números del The Whole Earth Catalog, y cuando llegó su momento, sacaron un último número.

Fue a mediados de los 70, y yo tenía vuestra edad.

En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera por el campo a primera hora de la mañana, la clase de carretera en la que podrías encontrarte haciendo autostop si sois aventureros. Bajo ella estaban las palabras:

“Sigue hambriento. Sigue alocado”.

Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado.

Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduáis para comenzar de nuevo, os deseo eso a vosotros.

Seguid hambrientos. Seguid alocados.

Muchísimas gracias a todos.

@japinero

05 octubre 2011

Princesa por duquesa


Ahora que veo a Cayetana, olvidé contaros por aquí que me casé hace 25 días. Se llama Belén, también es periodista y, a falta de título nobiliario, me permito el lujo de llamarla 'mi princesa'.

@japinero

04 octubre 2011

Arte parado


Con el paro disparado de nuevo, la crisis tomando impulso y el otoño caliente (en lo político) que tenemos por delante, me sigue sorprendiendo el espíritu festivo que lleva nuestro pueblo corriendo por las venas, aquello de la España de charanga y pandereta. El nivel de desempleo (y lo que es peor, su tendencia al alza) no es para tomárselo a broma; como es lógico, leo que esta mañana la palabra #paro es la más comentada en Twitter en nuestro país. El debate está servido, entre los que maldicen su situación, los que temen perder el puesto de trabajo y los que politizan el drama con el deseo de que la situación cambie cuando Rajoy sea presidente.

En pleno fragor de la batalla intelectual, recibo un enlace con el siguiente videoclip. La pausa musical merece la pena.


Mucha suerte a los malagueños de La Callenmedio. En los últimos tiempos se ha hablado mucho de la crisis de la construcción. Solo hay que repasar la lista de los medios de comunicación que han cerrado en los últimos dos años para entender que los periodistas tampoco estamos siendo ajenos a la situación. Pero, escuchando esta canción, pensaba en los años que llevo sin comprar un disco, con los miles de euros que me gasté en el pasado; pensaba en las horas de música que habré colgado en este blog sin pagar un solo euro.

Paro hay mucho, pero aún hay más arte. Que no se pierda, eso sí que nos saldrá caro.

@japinero

02 octubre 2011

Libres

Atardecer en la Toscana (archivo del autor)

Aquí os dejo una canción que me acompañó en el coche durante mi septiembre dulce en Italia. No paraban de radiarla. Hoy, entre líneas, incluye una dedicatoria colectiva.


Somos los de siempre, siempre así
Somos los difíciles, hechos así
Somos los de las ilusiones, los de las grandes pasiones
nosotros somos los que veis aquí.
Habíamos frecuentado peligrosas costumbres
y estamos vivos casi de milagro
gracias a los interruptores (homenaje, sin duda, a los técnicos)

Nosotros somos libres, libres, libres de volar
Somos libres, libres, libres de fallar
Somos libres, libres, libres de soñar
Somos libres, libres de volver a empezar

Somos los de siempre, siempre así
Somos los inútiles, hechos así
Somos los de las oportunidades
cogidas al vuelo como las palomas.
Nosotros somos los que veis aquí.
Habíamos frecuentado peligrosas costumbres
y hemos vuelto sanos y salvos
sin complicaciones

Nosotros somos libres, libres, libres de volar
Somos libres, libres, libres de fallar
Somos libres, libres, libres de soñar
Somos libres, libres de no regresar

Somos los de siempre. Siempre así…

@japinero

01 octubre 2011

Querido Álvaro

Tus padres, Rocío y Federico

Necesitaba el par de cachetes bien dados que me ha pegado la actualidad de la semana para salir del letargo y escribirte esta tarde. Un par como tantos datos que se me han agarrado al estómago tras releer (in)tranquilamente el asesinato de tu madre. La pobre se llamaba Rocío Piñeiro y tenía 36 años. Piñeiro y 36. Si la historia me estremeció el jueves, dos días después me llevo este doble pellizco.

Tú aún solo sueñas, no creo que tengas pesadillas, pero por aquí hemos pensado más de una vez que esto le podía haber pasado a cualquiera, que quién no está libre de que un desequilibrado te arranque la vida porque sí, porque se le cruza el cable ese día y te toca. Te meto un tiro en la nuca 'porque el diablo me persigue'. El mundo está lleno, pero no imagino mayor injusticia. Menudo malnacido.

Aún no sabes que tú serás su primer y único hijo. Leo que te escribo estas líneas cuando tu madre salía de cuentas. Como estabas en camino, quizá su último pensamiento fue para ti. Seguro, porque estaba rezando, para que todo fuera bien durante el inminente parto, para que tuvieras una vida feliz desde el primer minuto. Una madre está dispuesta a darlo todo por un hijo, me consta que la tuya había luchado mucho por tenerte y estar contigo. Quizá, en el último segundo, después de todo, pensó: vale, me voy así, vaya mierda de vida, pero cuidadme al peque.

Menos unos pocos afortunados, la inmensa mayoría no conocimos a tu madre hasta después de muerta. Esos pocos afortunados, tu familia y sus amigos, te la presentarán debidamente. Y perdona si me he metido donde no me llamaban, pero es que vi su apellido y la fecha de nacimiento en los periódicos, tragué saliva y pensé: puñetas, si es que podía haber sido una hermana, una prima… Tú y yo podríamos llevar la misma sangre y ahora, por desgracia, nos une la sangre derramada.

Nos separan 36 años, los mismos que tenía tu madre, y una 'i' en el apellido. Ambos somos hijos únicos. Quizá tengamos más cosas en común. Ojalá el tiempo te de salud y fuerzas para que las veamos. Aquí me tienes, para lo que te haga falta.

Un beso muy fuerte (de tu tío, o como si lo fuera)

N. del A.: Álvaro falleció a las 15:40 del lunes, 3 de octubre. Nada es justo, pero al menos estará con su madre.

@japinero