Busca trabajo. Así te lo digo. No tienes más cojones que seguir gastando tu tiempo y tu dinero, cómo no va a valer la pena. Tal como está el patio, con uno de cada dos jóvenes y casi uno de cada tres adultos en edad de dejar de trabajar, lo de buscar trabajo nunca será una patraña, un cachondeo, una mentira. Lo contrario es una estúpida forma de justificar la ineptitud de nuestros políticos, la bajada de pantalones eurocomunitaria y lo poco que le importas a los que realmente mandan, que por si aún no lo habías notado, son los que hablan en alemán.
Busca trabajo. Te lo digo en serio. Si tienes más de 30 años, sería de locos decir que ya has sido dado por perdido. Aunque te llames Risto Mejide y seas el mejor publicista de Europa. Cómo va a dar igual. Nunca pienses que eres un pringao demasiado caro de mantener. Claro que tienes que pedir. Lo triste es que afuera haya 20 mucho más jóvenes que no pedirán más que una oportunidad, eufemismo de trabajar gratis. Anda, Risto, quítate las gafas de sol.
Y si tienes menos de 30 años, ya es lamentable que la generación de tu país duplique al resto de la Unión Europea en algo, aunque ese algo sea la tasa de desempleo. Como para fardar de ello. Eh, pero no te preocupes, que como dijo el maestro, los récords están ahí para ser batidos. Ahora bien, no esperes a que los políticos te echen un cable, pon a prueba su impaciencia mariana y vas a ver qué mal les va.
Por eso me atrevo a darte un consejo que no me has pedido: tengas la edad que tengas, busca trabajo. Buscar es el verbo adecuado. Porque sólo buscando te arriesgas a encontrar. Si no lo haces, tendrás todo el tiempo para frustrarte. Y desesperarte. Y creer que es por tu culpa. Y volver a hundirte.
Utiliza el verbo buscar.
Utiliza el verbo buscar para crear. Utiliza el verbo buscar para reinventar. Utiliza el verbo buscar para fabricar. Utiliza el verbo buscar para reciclar. Es aún más difícil, sí, pero lo mismo ocurre con todo lo que se hace real. Que se complica.
No es lo mismo que te vistas de autónomo, de empresario o de empleado. Seguro que has notado que pasó el momento de las empresas de uno, en las que nunca se cobran las facturas. Tú eres tu director general, tu presidente, tu director de marketing y tu recepcionista en tu búsqueda de trabajo. La única empresa de la que no te podrán despedir jamás. Y tu departamento de I+D (eso que tienes sobre los hombros) hace tiempo que tiene sobre la mesa el encargo más difícil de todos los tiempos desde que el hombre es hombre: buscar el trabajo de tu vida.
Suena jodido. Porque lo es. Pero corrígeme si la alternativa te está pagando las facturas.
Trabajo es el mejor sustantivo. Pero es mentira que exista. Ahora apenas hay trabajo. Lo que ha pasado es que antes estaba repartido entre mucha más gente, que no en pocos casos vivió acomodada haciendo menos de lo que realmente podía. Lo llamaron superávit. Otra patraña, tan manipulable como todos los índices. Pero en fin.
Mejor busca trabajo gracias a tus habilidades. Mejor busca qué sabes hacer. Qué se te da bien. Todos tenemos alguna habilidad que nos hace especiales. Alguna singularidad. Alguna rareza. Lo difícil no es tenerla, lo difícil es encontrarla, identificarla a tiempo. Y entre esas rarezas, pregúntate cuáles podrían estar recompensadas. Si no es aquí, fuera. Si no es en tu sector, en cualquier otro. Por cierto, qué es un sector hoy en día.
Busca trabajo. Busca mejor tu mercado de trabajo. O dicho de otra forma, una necesidad insatisfecha en un grupo de gente dispuesta a gastar, sea en la moneda que sea. Aprende a hablar en su idioma. Y no me refiero sólo a la lengua vehicular, que también.
(Busca trabajo, Mejide. Deja de meterte con cantantes y concursantes. No te cebes con sus miedos, nunca más les ofrezcas una crítica barata, con insultos, obligándoles a devolver el dinero como si los telespectadores no hubieran quedado satisfechos. Y ya de paso, nunca les pierdas el respeto, no les hundas innecesariamente en la miseria porque aún no se hayan dado cuenta de que nunca serán artistas. Para antes de obtener otra lágrima. Vendrá acompañada de algún éxito, pero tú tranquilo que los éxitos siempre caducan y acaban cayéndose por el camino.
Y a continuación, deja de estar encantado de haberte conocido. No escatimes esfuerzos, convierte su felicidad en tu obsesión. Hazle creer que es imprescindible. En realidad nada ni nadie lo es, pero todos leemos cada día columnas de prensa que nos han convencido de lo contrario).
Por último, busca trabajo. Así conseguirás una vida de la que no quieras retirarte jamás. Y un día en el que nunca dejes de aprender. Trata de venderte y estarás mucho más cerca de que alguien te compre de vez en cuando. Ah, ojalá así recuperes la estabilidad, presente y futura. Intenta disfrutar de lo que tienes. Y sobre todo y ante todo, nunca temas hipotecarte, piensa que tus padres no estuvieron tirando el dinero, sino invirtiendo en tu libertad.
Hasta aquí la mejor ayuda que se me ocurre, lo más útil que te puedo decir, te llames Risto Mejide, José Antonio Piñero, Scarlett Johansson o José María Aznar. Ya, ya sé que tampoco te he solucionado nada. Aunque si esperabas soluciones y que encima esas soluciones viniesen de mí, tu problema es aún mayor de lo que me pensaba.
Busca trabajo. Sólo así, quizás, algún día, el trabajo te encuentre a ti.
José Antonio Piñero