Leopoldo Calvo Sotelo.- Muy buenas noches,
Madero.
Félix Madero.- Calvo Sotelo fue 22 meses, conviene recordarlo, presidente del Gobierno de España. Su presidencia comienza tras la intentona golpista del 23-F en 1981 y termina con las elecciones del 28 de octubre de 1982. Don
Leopoldo, he estado leyendo algunos textos que hacen referencia al momento en que Don
Juan Carlos llega a España y he llegado a la conclusión de que su vida ha sido una vida de sacrificio y de trabajo y, cuando uno piensa en su infancia, en su adolescencia y en su juventud y madurez, y la acompasa al ritmo de la Historia de España, tampoco es una vida muy fácil, ¿no? ¿Qué piensa usted?
LCS.- Yo, que he estado cerca de él durante muchos años, confirmo lo que usted dice. La vida del Rey, antes de ser Rey y después de ser Rey, es una vida difícil, llena de complicaciones, de injusticias por parte de algunos que siguen todavía, y él ha cumplido con una gran serenidad, con una gran majestad, como corresponde a su carácter de Rey.
FM.- Usted ha sido presidente del Gobierno de España pero antes ha tenido oportunidad de estar en diferentes gobiernos... ¿Cuándo llega usted a la conclusión de que el Príncipe
Juan Carlos, para sobrevivir la monarquía, tiene que ser claramente constitucional y democrática?
LCS.- Pienso que el Príncipe tuvo siempre esa convicción, probablemente porque su padre, el Conde de Barcelona, la tenía también. A medida que se aproximaba el momento en el que habría de tomarse alguna decisión, la convicción del Príncipe se hizo más firme y más clara, muy especialmente desde que en el año 1969 se produce la decisión de aquel dictador de España,
Francisco Franco, de nombrar a Don
Juan Carlos heredero a título de Rey. En ese momento pareció claro que la vieja duda, que la hubo y la hubo también en el general
Franco entre el padre y el hijo se resolvió definitivamente a favor del hijo. Yo lo vi así. Como me parecía que lo esencial era encontrar una salida, y es una expresión muy poco científica para explicar qué habría de hacerse cuando terminara el franquismo, que la mejor salida era una monarquía parlamentaria, que tendría más viabilidad en la figura de Don
Juan Carlos, y algunos –entre ellos yo estaba—estábamos empeñados en que fuera en su figura.
FM.- En algunos libros, en algunos documentos, he leído que usted tiene dicho que lo esencial de la transición, cuando usted llega a la presidencia del Gobierno, ya estaba hecho por el Rey. Y, sin embargo, creo que fue la noche del golpe de Estado cuando el Rey se ganó el trono valientemente. No sé que es lo que piensa y si cree que realmente fue así, don
Leopoldo...
LCS.- Eso lo he dicho muchas veces y no me importa repetirlo, me lo han preguntado mucho dentro pero, sobre todo, fuera de España, que podría empezar la historia de la transición como empieza el Evangelio de
San Juan: “en el principio fue el Rey”. Cuando algunas naciones que todavía no han hecho su transición preguntan qué hay que hacer para hacerla tan bien como aquí se hizo, yo suelo contestar que hay cosas que se pueden imitar, pero que otras no. Lo que no puede imitar un país en el que no hay una monarquía y una corona es su existencia. En el principio fue el Rey, la transición se ha hecho como se ha hecho porque cuando muere
Franco y cae el telón después de 40 años de un régimen dictatorial el escenario no está vacío; se vuelve a levantar el telón y ahí está la Corona, y esa continuidad ha sido decisiva en la transición para que no hubiera violencias que había habido en otras transiciones en los siglos XIX y XX.
Leopoldo Calvo Sotelo en el especial Protagonistas "Homenaje a Adolfo Suárez" de Luis del Olmo, en presencia de Adolfo Suárez Illana. 10 de junio de 2005
FM.- Don
Leopoldo, usted aparece en la lista que el Rey da a
Adolfo Suárez para formar su primer Gobierno, le nombra ministro de Obras Públicas y están en esa lista
Osorio,
Marcelino Oreja,
Landelino Lavilla, qué grandes nombres... Creo que el primer Consejo de Ministros, no sé si usted lo recuerda, presidido por el Rey terminó diciéndoles el Monarca “obrad sin miedo, trabajad sin miedo”. ¿Lo recuerda aquello?
LCS.- Recuerdo que hubo una primera reunión en la que yo era nombrado ministro de Comercio y que presidió
Adolfo Suárez, pero antes nos había reunido
Suárez y nos había explicado con una gran claridad y una gran sencillez lo que pretendía hacer, que fue lo que efectivamente hizo. La solución era sustituir al franquismo por una monarquía parlamentaria. Muchos años antes algunos pensamos que la salida de aquella dictadura sería una monarquía parlamentaria. Pocas veces una ilusión juvenil, estudiantil, se acaba convirtiendo en realidad. Hubo que esperar muchos años, porque el ritmo del franquismo era muy lento, pero al final sí pudimos encontrar la salida.
FM.- Cuando he leído esta cita textual que he recogido de un libro de
Paul Preston, “obrad sin miedo”, que les dijo a ustedes el Rey, usted antes hablaba del Evangelio, casi traducía aquel “no temáis, trabajad y hacedlo como podáis”, ¿no?
LCS.- Efectivamente, el Papa
Juan XXIII hizo suya aquella frase, no es que estuviera patentada, es que él la repitió en una de sus primeras alocuciones, “no temáis”. Aquí temor no sé si sería la palabra exacta que podría calificar la situación en la que estábamos, pero preocupación y angustia mucha, no había precedente, no se sabía cómo se podría actuar después de la muerte de
Franco. El “atado y bien atado” se sabía que no era tan bien atado como podía parecer por las palabras de
Franco, y lo que había era una enorme falta de precedente. ¿Qué tenemos que hacer? No había en qué inspirarse. En aquella época volver a la república habría sido un disparate y no había precedente de una tradición monárquica de gobierno en España. La transición empezó siendo una improvisación, como muchas de las grandes cosas que se han hecho en el mundo.
FM.- Sin embargo, aquellos de terrorismo de ETA, de los GRAPO, huelgas, un ejército lleno de militares que habían ganado la Guerra Civil, el Partido Comunista de España recién legalizado... Cómo no preguntarle que sin el Rey, sin
Suárez, sin su Gobierno del que usted forma parte destacada, aquello bien podría haber terminado posiblemente en lo peor, como muchas veces en la Historia de España...
LCS.- Está claro que si el Rey no hubiera tenido la figura de
Adolfo Suárez se hubiera defendido mal de todos esos problemas, pero también es verdad que todos aquellos Gobiernos del propio
Suárez, sin el Rey, hubieran encontrado más difícil salir de aquella situación angustiosa en la que estábamos. Hubo una perfecta colaboración y
Suárez al principio, con todos los poderes en la mano, administró muy bien esos poderes, renunció paulatinamente a ellos y ya no tuvo más que los que la Constitución le daba poco después de las elecciones de junio del año 81. Todo se desarrolló enormemente bien y aún a mí ahora me maravilla que se desarrollara con tanta suavidad en medio de filtraciones y de complicaciones enormes.
FM.- Don
Leopoldo, no le quiero cansar más, pero sí quiero decirle que aquellos que estudiábamos el bachillerato cuando usted era ministro y luego presidente del Gobierno e iniciamos nuestros estudios universitarios, hoy vemos con estupor como algunas personas queman fotografías o imágenes del Rey, como otros sugieren que el ciclo del Rey ha terminado, como incluso se sugiere la abdicación del Rey
Juan Carlos. Supongo que usted tiene claro, a esas personas, qué podría decirles si los tuviera de frente...
LCS.- Se lo he dicho y creo que lo he escrito también recientemente. Es un puro disparate, es propio de personas incultas, que no tienen experiencia real, que no han vivido los años difíciles que precedieron a la restauración de la monarquía y que no tiene sentido que personas así puedan ahora torcer los destinos de España que se habían enderezado y conducido muy bien después de la muerte de
Franco. Yo creo que hay que agradecer al Rey
Juan Carlos cuánto ha hecho la Corona por mantener España en la estabilidad y en el más importante progreso que hemos vivido en nuestra Historia. Me indigna profundamente que se levanten voces indocumentadas, disparatadas, de gentes incapaces, que tal vez no deberían tener acceso a los micrófonos y a las pantallas de televisión, como tienen.
FM.- Presidente
Calvo Sotelo, a veces pienso que en este mundo nuestro también existen los pequeños milagros. Aquel bachillerato al que hacía referencia, cuando usted era ministro y presidente del Gobierno, quizá no podía imaginar que hoy podíamos estar resumiendo en unos pocos minutos estos 32 años del Rey
Juan Carlos al frente de la Jefatura del Estado. Le quiero dar las gracias por estar en PUNTO RADIO, pero sobre todo por su servicio a España y a los españoles. Gracias, Don
Leopoldo.
LCS.- Muchas gracias,
Madero.
FM.- Es un placer, gracias.
Emitido en
De Costa a Costa el 22 de noviembre de 2007.
japinero@puntoradio.com