Llevo 37 años, dos meses, una semana y cinco días sin fumar. Mi médico me dibujó un futuro tan negro para mis pulmones cuando era un chaval que siempre he pasado. Y, con todo, me hice periodista y acabé en la radio, menudo loco. Recuerdo los 90 entre tinieblas, es decir, con cabinas de control, estudios y redacciones donde el humo se podía cortar con un cuchillo. Los tiempos, afortunadamente, han cambiado.
La llamada Ley Antitabaco prohíbe fumar en bares, restaurantes y locales de ocio. Mi salud lo agradece, como la de todos, pero mi conciencia me dice que algo no cuadra. Leo que el Estado recauda unos 10.000 millones de euros al año por los impuestos sobre el tabaco. Dicho en otras palabras: el Gobierno gana dinero con un negocio que mata a los contribuyentes, como bien obliga a imprimir en todas las cajetillas.
Siempre fui tolerante con aquellos que pedían permiso para fumar a mi alrededor, a sabiendas de que me iba a molestar. Por tanto, me parece de una gran intolerancia lo que hemos acabado haciendo con ellos: revoleados en la calle, haga bochorno o granice, bajo el paraguas, buscando una estufa en la terraza en plena nevada o una sombrita a 45 grados.
Si fumar mata, se prohíbe para todo el mundo y punto. Si fumar mata pero no podemos permitirnos matar el negocio, habría que recuperar bares, restaurantes, teatros, cines, bingos y casinos para fumadores. Ha dado la impresión de que los políticos están pasando por el aro de lo que pide un millonetis para arrimar el ascua a su Eurovegas. Quizá sea así, pero en Las Vegas está permitido fumar en los casinos y solo enciende su cigarrillo el 20% de los jugadores.
Llevo 37 años, dos meses, una semana y cinco días sin jugar a la ruleta, pero no me imagino una timba de película sin el ambiente de un buen cigarro puro. Aquel que quiere respirar aire fresco no es quien acaba apostando todo al negro. Como este debate surge cuando el complejo de ocio está en fase embrionaria, me pregunto qué parte de la realidad nos estamos perdiendo mientras andamos en estos debates estériles.
Sobre esta inmensa cortina de humo versa mi reportaje de hoy. Espero que os guste tanto como yo disfruté preparándolo...