Remontada

Lunes

Mierda de lunes. Este epílogo del invierno es el tema estrella en la barra del bar. Los que ojean/hojean el periódico están preocupados por el mal tiempo que hará este puente y por las remontadas que necesitan los equipos de fútbol de siempre. Nada sobre el Rajoy que sabe lo que hace; ni una palabra sobre el último Consejo de Ministros; nadie se refiere a los seis millones de parados; nadie, siendo nosotros. Si se supone que no hay remontadas deportivas imposibles, me resisto a pensar que no se pueda hacer nada más con el desempleo hasta 2015, por lo menos. Suena a golazo en propia puerta.

Estereotipos

Me cago en los estereotipos. Hablando del paro, leo que "la triste clasificación de las provincias más afectadas por el desempleo la encabeza una vez más Cádiz, con el 41,62%". 41,62%. Un desastre de estadística que se tienen que comer con patatas todos mis colegas que trabajan allí de sol a sol. Un dato que contrasta con lo que viví de crío en casa, con unos padres pluriempleados para salir adelante. Un porcentaje infame que se nos clava en el pecho a los que emigramos, porque no quedaba otra. Así no hay forma de perder la injusta fama de vagos que tenemos los gaditanos al norte de Despeñaperros. Andaluces, levantaos, que luego bien que veranean los alemanes en nuestra tierra. Esta remontada la acabaremos ganando. Como todas.

Nunca es tarde

"Tener un blog puede ser una buena manera de demostrar que eres un líder ideológico (...) Y colgar vídeos en los que se pronuncia un discurso o una presentación de formación en YouTube puede brindar más visibilidad".

Lo leí en la edición española de The New York Times y, sin tirarme el moco, no puedo estar más de acuerdo. En el caso de los periodistas, la construcción de un perfil digital es básica para sobrevivir en estos tiempos de crisis y renovación. Tuve la suerte de recibir mi primer curso de internet en 1997, de iniciarme como blogger en 2002 y como humilde vlogger este mismo curso. Entonces me lo tomé todo como el que descubre un juguete nuevo, hoy se ha convertido en la herramienta principal con la que me voy a ganar la vida. Lo dice un servidor, que aún no ha cumplido los 40 y que llegó a Madrid con máquina de escribir (eléctrica, pero máquina de escribir). 

Si eres, te sientes o vas a ser periodista, estás tardando: abre un blog y escribe unas líneas al día, participa activamente en las redes sociales, enseña tus fotos, cuelga tus programas de radio, grábate delante de las cámaras si te atreves. Nunca es tarde.

Con L de Libro

La antigua biblioteca de Puerto Real (Cadiz), ya desaparecida, tal cual la recuerdo

Tuve la suerte de crecer rodeado de libros. Durante muchos años, mis padres fueron los encargados de la biblioteca de mi pueblo. Allí pasé cientos, miles de tardes. Aún recuerdo el gran recibidor. A la derecha, una gran escalera ilustrada con un enorme retrato de Manuel de Falla. De frente, el acceso a una gran sala. Tenía forma de L (de Libro, pensaba). La galería principal era para los adultos, con grandes volúmenes sin dibujos (un rollo, pensaba). Prefería las grandes mesas redondas de colores que estaban más a mi altura. Estaba deseando acabar los deberes para poder lanzarme a las estanterías y leer. Lo mío era pasión por los cómics: Mortadelo, Zipi y Zape, Superlópez, Tintín, Astérix... Me recuerdo sentado en el suelo, rodeado por una muralla de tebeos. Fueron toneladas de papel.

Repito: tuve la suerte de crecer rodeado de libros. Con los años, la prensa (esa literatura con prisas) se fue comiendo el tiempo que uno ha dedicado a descubrir novelas, recorrer otros mundos y dejarse llevar. Con todo, me casé con una mujer que no lee sino que devora libros. Con todo, uno de mis mejores amigos es editor y trabaja en una voluminosa fortaleza, entre montañas de papel. Ambos tienen ese brillo en los ojos que sólo encuentro en los lectores voraces, aquellos que tienen la suerte de haberte vivido otras vidas durante la suya a golpe de página.

El cierre de mi empresa me ha dejado con este desempleo (temporal, pensaba), pero me ha regalado este magnífico tiempo libre para recuperar los títulos perdidos. Y tuve la suerte, entonces y ahora, de que éste fuera el primero.

#CadenaDeFavores

Comparte este vídeo si crees que merece la pena participar en esta #CadenaDeFavores. Para que no olvidemos a los olvidados, aquellos que están en crisis desde antes de la crisis. Si quieres algo más, estoy en @japinero. Muchas gracias a todos.

Descompresión

Parque Natural de Las Canteras, en Puerto Real (Cádiz), hoy

Cansado de pasar los lunes al sol, el martes buscó sombrita.

Entonces, ahora

Más de cinco años después de su inauguración, retomo el espíritu de este blog en otro vagón como el que le vio nacer, de nuevo camino del Sur. Una quincena después de que cerrara Punto Radio, Semana Santa de por medio, ahora es cuando tengo algo de tiempo para volcar en estas líneas cómo me siento, a quien pueda interesar.

Porque este blog siempre ha tenido más de diario personal que de escaparate profesional, porque aquí siempre he querido grabar lo que nunca debería olvidar. Y hoy no quería dejar pasar que me he sentido en el futuro, aunque suene a ciencia-ficción. A punto de cumplirse los 20 años de mi primer viaje en AVE para empezar la carrera (todo son números redondos), este viaje (temporal) de vuelta me ha mostrado en pocos minutos cómo hemos cambiado.

Entonces llegué a Madrid con máquina de escribir. Hoy regreso a Cádiz escribiendo este post, por primera vez, en la aplicación de Blogger para iPad. Entonces fui a la agencia de viajes a por los billetes. Ahora los reservo por internet y paso al andén mostrando un código bidi. Entonces Harrison Ford era 'El fugitivo'. Hoy Tom Cruise pilota naves espaciales en 'Oblivion'. Entonces no tenía teléfono móvil. Hoy llevo toda la mañana tuiteando. Entonces apenas pillaba alguna emisora de radio en el tren. Ahora suenan perfectamente gracias a las pantallitas que brillan en este vagón. Entonces llevaba un libro en la mochila. Hoy llevo un Kindle.

Entonces era un aspirante a periodista. Hoy sigo siendo un aspirante a mi propio destino. En 20 años de viajes, nunca perdí el tren. Ahora espero que tampoco.