Son las once, diez en Canarias del domingo que se entregan en la meca del cine los Oscar de Hollywood. No sabemos qué pasará esta noche en Los Angeles, madrugada en España, pero aquí estamos cerrando la semana en la que la película favorita, la que más hemos visto seguro en nuestro país, ha sido el discurso del Rey.
Esta película nos la sabemos todos, por eso hemos emitido otra vez el final del discurso del Rey, porque no se lo estropeamos a nadie (creo). El discurso del rey. Políticamente mucho más correcta que la otra gran favorita para la velada cinematográfica que se nos avecina. Este fin de semana le dimos al botón de 'Me gusta' en antena, como en Facebook, a la red social más popular de internet. Una película que va de frikis, el término político más friki escrito este fin de semana en el guión de los mítines socialistas y populares. Hay que reconocer que aquí los chicos, Blanco y De Cospedal han estado bien, así que gracias.
Aunque el protagonista más friki de la semana sigue amarrado al sillón en la costa mediterránea que tenemos enfrente. Gadafi no es un cisne negro, es un pato mareao con el agua al cuello. Después del chaparrón de sanciones que dictó anoche la ONU, el dictador libio se resiste a entender que ya es el juguete roto de Occidente, como los de Toy Story 3. Pero Gadafi es un luchador nato y se resiste a rendirse, ha dicho que defenderá Trípoli a sangre y fuego, una batalla final que no llega –para la que igual sólo falten 127 horas, quizá menos—y que pueden convertir la capital libia en el infierno en vida que se cuenta en Winter's Bone, que es otra peli nominada a los Oscar.
No olvidemos que en el origen de la revolución árabe está Túnez, transición complicada sin Ben Ali que hoy nos ha demostrado otro valor de ley: si el pueblo no me quiere me voy, como ha sugerido con su marcha el dimitido primer ministro Ganuchi. Y no ha sido la única en quitarse de en medio. También ha acabado su carrera política por la puerta de atrás la jefa de la diplomacia francesa. Alliot-Marie estaba de vacaciones en Túnez cuando estalló la revuelta y el asunto le ha acabado explotando en las manos.
Lamentamos comunicarles que para esta portada, que más que una portada ha sido un popurrí de películas, no hay final feliz. De hecho, ahora van a escuchar porqué esto no es Hollywwod, ni siquiera un circo. Como mucho, acabando el último fin de semana de febrero, un carnaval.
@japinero