28 marzo 2011

Periodistas de mierda


Juan de Dios Colmenero, Juande, es un magnífico periodista. De hecho, con el paso de los años, ya no sabría decir si es mejor profesional o mejor persona, porque hace siglos que no nos vemos y compartimos unas 'mirindas'. Para que entendáis mejor lo que ahora quiero escribir, debo empezar diciendo que aún recuerdo mi único gran día de trabajo con él. Bueno, fue imposible olvidarlo para mí y para todo el país. Y eso que ya han pasado 12 años y medio.


Periodista: ¿Es esta la fotografía que buscaban
desde hace años algunos políticos?
González: "Aquí está, ya la tienen.
Y no de dos hombres, la tienen de tres"


Era el 10 de septiembre de 1998. Todavía hacía un calor plomizo. Eran días de ahogazón, como se dice en nuestra tierra. Juande se encargaba de los asuntos de Política Nacional y Tribunales en RadioVoz y yo era el becario que iba a echarle una mano. Pero, básicamente, a aprender más del oficio en un día histórico: el del ingreso en prisión de José Barrionuevo y Rafael Vera en la cárcel de Guadalajara.

Recuerdo pequeños detalles que acabaron facilitando enormemente el trabajo de un profesional en medio de la nada. El paseo gigante que se dio por todo el perímetro de la cárcel para localizar los puntos donde se iba a desarrollar la acción, cuál sería el camino más corto entre el aparcamiento, donde se iba a celebrar un acto de solidaridad con los inminentes reos, y la puerta de la prisión. Llevábamos dos teléfonos móviles, aún primitivos y con una cobertura escasa, que se vinieron abajo cuando los coches oficiales llegaron con sus inhibidores de frecuencia, por si las bombas. Pero Juande ya se había hecho fuerte por las cabinas telefónicas de la zona o había localizado un punto para radiar la escena con señal suficiente para emitir. Que no falte nuestro relato en ningún boletín horario, en ningún informativo, me decía. Y así fue.

Ese día aprendí más y mejor cómo seguir el devenir de los acontecimientos, a no perder comba de lo que estábamos contando nosotros y el resto de nuestros compañeros en los demás medios. Estuvimos todo el santo día haciendo zapping, con rigor y humildad, para que no se nos escapara ningún detalle. La radio como fuente inagotable de información, contando con nuestra redacción y con nuestra audiencia, respetando el trabajo del resto de las redacciones y de periodistas desplazados a aquel solar abarrotado. Juande se hacía minutos y minutos de conexión en directo con apenas cuatro palabras escritas en una servilleta. "Un periodista tanto vale en antena como todo el tiempo que sea capaz de hablar de cualquier cosa sin abrir Google", hemos bromeado durante años en la radio.

Aquello fue un palizón, claro, pero volvimos a Madrid con la sonrisa de oreja a oreja, con el subidón del momento histórico vivido… y con la radio puesta a todo trapo, más que nada porque se le había estropeado el botón del volumen y no había forma de bajar el sonido. Sí, fue un día de mucho trabajo, pero para un novato como yo aquello fue como una fiesta y acabé borracho de Periodismo. Horas después literalmente, pero esa es otra historia.

Con el tiempo y la distancia, cuando nuestras vidas se han separado y hace años que no nos vemos, espero que no sea muy tarde para darle las gracias por aquel día que tanto me enseñó. Y gracias por no haber cambiado. Me consta por amigos comunes que sigues siendo el mismo gran tipo de siempre, dentro y fuera del trabajo. Y eso te honra. No en vano, para quien no lo sepa, estoy hablando del actual jefe de Nacional de Onda Cero.

Con este prólogo (extenso, lo sé, me enrollo) entenderéis que os diga que comprendo en gran parte, no al completo, el artículo de Juande de la semana pasada. En una primera lectura me llevé una mala impresión, como que estaba escrito desde las tripas, en pleno cabreo. Quizá sea así, pero después de releerlo una y otra vez dice varias verdades como puños en las que me quería detener, porque como sabéis apenas tengo tiempo durante el fin de semana con tanto trabajo. Pero voy primero con todo en lo que discrepo.

Juande dice que con Twitter "los rumores se convierten en noticias". No, nunca. Los rumores son rumores y existen como tales porque nos fiamos de la fuente y de la verosimilitud del rumor. Como mucho, y así viene recogido en los manuales de Periodismo y así lo aplicamos en la vida real, los rumores en ocasiones se convierten en la antesala de la noticia. Trabajamos sobre un rumor con la sana intención de confirmar si es o no una noticia de interés para el público.

En esta cascada de afirmaciones que Juande suelta como proyectiles, también escribe que "las noticias esperan porque antes hay que tuitearlas. La credibilidad no cuenta. Lo de contrastar las fuentes de información es un cuento chino". A continuación escribe un par de ejemplos, sobre lo que pasó la semana en el Congreso y sobre el 'off the record' que se saltaron varios periodistas en Twitter durante un reciente viaje oficial con el presidente. Juande se responde a sí mismo justo antes de soltar todas estas amargas experiencias: "el problema del mal uso de Twitter es que el periodista (que además trabaja en un medio de comunicación) está tirando piedras contra su propio tejado". Y lo remata con el resto del artículo, todo bajo un mismo epígrafe: "el narcisismo del periodista".

El artículo de Juande sienta mal porque remueve las tripas. De hecho, fue el primer asunto que se trató en el amplio turno de preguntas del último Café & Periodismo celebrado en Madrid el pasado sábado. El grito que pone Juande en el cielo está escrito en un par de ocasiones en el post en cuestión y fue de lo más comentado, claro: "Twitter amenaza con un ser un peligro para el Periodismo. Una persona convertida en un medio de comunicación". Es en este punto en el que tampoco estoy de acuerdo.

Un individuo, por mucha influencia que tenga, por muchos seguidores que tenga en su cuenta, no es más que un individuo. No es un medio de comunicación. Y el lector de Twitter, si no lo sabe, debería saber distinguirlo. Hay actores, presentadores de televisión, escritores…, incluso tertulianos que tienen cientos de miles de seguidores. Tienen, por tanto, un tremendo poder de influencia aún no canalizado, sin duda, pero no se han convertido en medios de comunicación de por sí. Opinan lo que quieren y anuncian lo que les da la gana, pero es lo que dice uno delante de su pantalla a otras muchas. Ni más ni menos.

En efecto, el problema que plantea Juande es otro bien distinto y ahí sí le doy toda la razón: cómo osa un periodista que está cubriendo una información para su medio de comunicación, cómo se atreve a anteponer su cuenta en una red social al compromiso que tiene para con su periódico, radio o televisión y, por ende, con su audiencia (millonaria, en muchos casos). En pocas palabras, si una fuente me da una exclusiva, que primero uno vaya y la casque en Twitter. Ese, para que se entienda bien mi opinión, sin medias tintas… Ese es un periodista de mierda. Está traicionando la primera regla básica de esta profesión. Lo importante nunca es el periodista, sino el mensaje. Y, como mucho, publicarlo en tu empresa debería ser una cuestión de prestigio profesional. Y punto. Tengo el ejemplo en casa. Llevo años conviviendo con una periodista de agencia a la que el 'gran público' no pone cara y que firma con sus iniciales las decenas de teletipos que escribe a diario. Nunca se le ocurriría tuitear una información antes de publicar el teletipo. Un tweet antes que el teletipo sería un síntoma de enajenación mental severa.

Se planteó tras la conferencia madrileña a la que antes hacía referencia que los medios de comunicación están llegando muy tarde a estas redes, que no están aprovechando las virtudes de este nuevo canal, y estoy de acuerdo. En cambio, no comparto que los medios tengan que seguir a sus propios periodistas y retuitear las noticias que puedan haber conseguido sus empleados. Es una perversión de nuestro trabajo y, repito, una falta de respeto con el contrato que tenemos con los lectores, espectadores u oyentes del medio de comunicación que nos paga la nómina. Por si quedaba alguna duda, en mi humilde caso primero siempre estará la antena de PUNTO RADIO y después la cuenta de Twitter. Del mismo modo que no he tenido tiempo de escribir todo esto que quería contar desde el viernes, porque primero estaban los guiones de los informativos, los rebeldes libios, los trabajadores de Fukushima… Primero, la noticia para el oyente.

Juande, soy un defensor acérrimo de las redes sociales, como en su día lo fui de la llegada de internet y como lo seré de lo que llegue y sirva para facilitar nuestro trabajo y para estar más en contacto con el público. Al fin y al cabo, depende de nosotros que no haya ninguna fractura social con el oyente. Tú tienes la suerte de cubrir informaciones desde el exterior de los estudios, pero otros muchos periodistas estamos toda la semana metidos en la redacción. Todo tiene sus inconvenientes y sus ventajas, y quiero pensar que Twitter está entre las segundas para ejercer nuestro trabajo, para saber de qué se está hablando ahí fuera y para poder dar a conocer mejor el trabajo que emitimos. Pero eso, toda vez emitido. En el trabajo, primero la radio; luego, el resto.

En su situación, es posible que hubiera acabado tan cabreado como Juande. Toda la vida deslomándote para camelarte las fuentes y conseguir información de primera mano, noticias de oro para la radio, y ahora viene un mindundi con un iPhone o una BlackBerry y te jode el negocio. Me temo que habrá que cogerles uno a uno y explicarles que así no se trabaja, que no están siendo profesionales, que los periodistas primero deben pensar en la audiencia de su medio y no en ellos mismos. Sé que no son buenos tiempos para hablar de las empresas periodísticas, pero los jefes y nosotros sabemos que estas son las reglas del juego. Las reglas del juego no pueden cambiar porque estemos en crisis. Soy de los que piensa que la peor foto de la crisis fue la de su inicio, que después ya nos hemos quedado como estamos, con muchos jodidos. Y que siempre desearemos estar mejor. Y cuándo no.

Insisto, a los listos con conexión wifi se les coge uno a uno y se les explica, como buenos compañeros, que así no se trabaja. Y si no lo entienden a la primera, Juande, siempre te puedes abrir una cuenta (que, en efecto, se hace en dos patadas) y escribes: Fulanito de Tal es un periodista de mierda. Se entiende perfectamente y aún te sobran caracteres para denunciar su mala praxis escribiendo el nombre del medio al que le está poniendo los cuernos. Y luego los puedes agrupar en un mismo hashtag, no muy largo, del tipo #periodistasdemierda. Pinchando en él veremos la lista de los periodistas españoles con más ego que vocación.

@japinero

23 marzo 2011

Eternamente jóvenes


Leo con extrema preocupación en una página web peruana que la radio de noticias pierde audiencia joven. La fuente no está en Lima, sino que se refiere a los datos que arroja el último informe State of the Media 2011 sobre la audiencia en Estados Unidos. Según este estudio, el 42% de los oyentes entre 40 y 49 años eligen la radio para estar informados. En el caso de los jóvenes entre 18 y 24 años, el porcentaje cae hasta el 22%. Y bajando. Más en el segundo caso.

Me temo que esta tendencia es aún mayor en nuestro continente porque así lo señalan los datos demográficos. Nuestra población ha crecido gracias a la inmigración, pero esta tendencia se está viendo afectada desde hace dos años por la crisis económica. En suma, que la radio informativa está condenada a perder oyentes porque la primera que se avejenta sin remedio es la audiencia.

Me resisto a pensar que no podamos hacer nada, que sea una tendencia inevitable. En nuestro país las radiofórmulas han experimentado un auge matutino en las últimas dos décadas con contenedores repletos de canciones, concursos, humor… y noticias. Vienen tan mal dadas que los más jóvenes han buscado una suerte de crónicas edulcoradas que no le acaban amargando el día.

Primero su presencia fue testimonial, ahora es millonaria en el dial. Que la fría estadística nos sirva de despertador, porque los jóvenes de ahora son los adultos del futuro.

@japinero

22 marzo 2011

El fin de una época


No se puede decir que me haya leído el último libro de Iñaki Gabilondo porque, realmente, me lo he zampado. Como no soy crítico literario, sino un periodista más, solo diré que debería ser de obligada lectura en facultades de Periodismo y consejos de administración. Espero no meterme en ningún lío con los derechos de autor porque os copie mi parte favorita del último capítulo:

Los ciudadanos acostumbrados a contar con unos profesionales que les ayuden a entender el mundo deben saber que nos enfrentamos a un tiempo de estupor, tras el cual regresarán los mejores valores tradicionales. Porque el negocio que se está buscando terminará por encontrar un modelo válido que pueda erigirse en la referencia. Aunque se vehiculen a través de tecnologías nuevas y desconocidas, los modelos de referencia deberán resurgir como una necesidad de primer orden, en el marco de nuevos modelos de negocio. Mi pronóstico es que el mito del fin del periodismo clásico durará muy poco tiempo, si bien la profesión tendrá que alterarse por completo. Puede, por tanto, que tengan razón quienes anuncian la muerte del papel -en un sentido tradicional- o del modelo del periódico que conocemos. Pero si hay un elemento cuya supervivencia está garantizada son los valores, verdaderos baluartes del periodismo en cualquier época y soporte (...)

El nuevo mundo que se atisba, por tanto, demuestra que no es estéril -ni lo será nunca- que los estudiantes y los periodistas en ciernes aprendan aquellos principios que nuestra generación juzgó imprescindibles y aplicó como tal. Esos valores no son perecederos ni morirán arrastrados por las nuevas mareas. Lo que está muriendo es un modelo de negocio que forzará el nacimiento de otro. Pero ningún nuevo negocio podrá orillar el periodismo de referencia. Prepárense, pues, los periodistas para trabajar únicamente al servicio de la calidad, toda vez que la necesidad ciudadana de jerarquización, de orden, contextualización y descubrimiento será cada vez mayor.

Y punto.

@japinero

19 marzo 2011

En el nombre del padre

Es curioso que este Día del Padre contraste en lo informativo con dos grandes madres:

La Madre Naturaleza, porque que ocho días después del terremoto en Japón siguen llegando imágenes que nos dejan temblando a este lado del planeta.


La madre de todas las batallas que se está organizando, con Libia en el epicentro de la guerra, que se avecina y que tenemos literalmente enfrente.


En el Día del Padre, el mayor hijo de mala madre es Gadafi.

@japinero

17 marzo 2011

Listos y listillos


Una vez más, porque no hay dos sin tres, aquí publico las preguntas que en unas horas tendrán por delante mis nuevos alumnos de Radio, en este caso del Máster Técnico RTV Digital que acaba de comenzar en la Escuela Superior de Imagen y Sonido CES.

1.- ¿Quién es el presidente del PSOE? ¿Y del PP?

2.- ¿Cuándo estudiará el TS la legalización de Sortu?

3.- ¿Quién es Rosa Aguilar?

4.- ¿Cuál es la capital libanesa?

5.- ¿Cuál es la moneda japonesa?

6.- Hoy el IBEX35 está…

7.- ¿Qué significa AGETT?

8.- Anoche el Real Madrid jugó y…

9.- ¿Cómo se titula el nuevo 'reality' que estrena esta noche Telecinco?

10.- ¿Qué periodista dirige y presenta Así son las mañanas en la COPE?

Sí, hoy me odiarán (otra vez). Mañana quizá un poco menos. Otros, en alguna ocasión, ya me lo agradecieron.

@japinero

15 marzo 2011

No sé qué es peor


No hemos liado a contarles desde el viernes, como es de rigor, todo este tsunami de información desde Japón sin detenernos en lo diferentes que son nuestras culturas, la española y la nipona. Aquí, el gobierno de turno, ante semejante magnitud de la tragedia humanitaria, habría decretado días de luto oficial, habríamos visto noches de vigilia y habríamos guardado minutos de silencio para honrar a las víctimas.

En Japón no, y si lo han hecho, aquí no lo hemos visto y ellos no se han encargado de publicarlo. Son así de discretos. Están llorando de puertas para dentro, con el corazón encogido por las consecuencias de un drama inevitable incluso para el país del mundo más preparado contra los seísmos.

Ya saben como es una huelga a la japonesa. En vez de quedarse con los brazos cruzados, los sindicatos convocan a los trabajadores a currar aún más, a echar más horas, a producir aún más, provocando graves perjuicios económicos los empresarios. Imagínense una huelga a la japonesa aquí en España. Así de distintos somos.

Como escribió este sábado Pablo M. Díez, el enviado especial del diario ABC a las cercanías de la central de Fukushima...

A Japón se le acumulan los desastres. Ya solo falta que aparezca Godzilla, el monstruo manga surgido de una explosión atómica y que siembra el terror en Tokio.

Aquí no tenemos monstruos nacionales paridos en el cine. Y esto lo decimos el fin de semana que se ha estrenado Torrente 4. Y en Libia tienen a Gadafi. No sé qué es peor.

@japinero

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12 marzo 2011

No somos nadie


11-M en Natori

#prayforjapan

Nunca antes el mundo entero había asistido en directo a semejante espectáculo de la devastación. De ayer a hoy, el hombre ha podido comprobar, una vez más, hasta qué punto la Naturaleza es el gigante que nunca podremos batir por más tecnología que tengamos y por más avances que inventemos. Siempre podremos amortiguar el golpe pero, a la hora de la verdad, si la tierra, el agua o el fuego se desbocan, no somos nadie.

@japinero

08 marzo 2011

Por ellas

Qué queréis que os diga, me encanta que hayáis sido, seáis y vayáis a ser mayoría en el equipo de Informativos Fin de Semana. Gracias al turno, no está nada mal echar el martes en casa y que ella esté fuera, trabajando. Aunque días como hoy no puedo olvidar qué injusto fue que ni nuestras madres ni las suyas tuvieran tantas oportunidades, incluso con todo lo que queda por mejorar. Va por ellas.


Siempre son muchas más, pero ellas, de izquierda a derecha, son Olga Gutiérrez, María José Ariza, Bárbara Cervigón, Ana Belén Fronce, María Sánchez, Eva Mateo y Olga Sarrado. Imagen tomada en la redacción de PUNTO RADIO el domingo 6 de febrero de 2011.

@japinero

07 marzo 2011

Condenados a entendernos

Mañana soy primerizo otra vez. Me enfundo el traje de novato, a mis años, para participar en el tercer encuentro bautizado como 'RRPPandtweets' entre profesionales de las relaciones públicas, el marketing y la comunicación, últimos entre los que me incluyo. En serio, tanto años en antena (incluso en pantalla) y salvo ferias y fiestas nunca había tenido la ocasión de hablar 'en serio' de los nuevos modelos de trabajo radiofónico.


Os escribiré mis impresiones sobre el debate, pero quería aprovechar este post para ordenar mis ideas previas, quizá prejuicios que cambien con la charla, quién sabe.

1. Han cambiado los periodistas, que no el periodismo. Las nuevas generaciones están cautivadas por las nuevas tecnologías, y hacen bien en no perder este tren, pero entre todos no debemos perder el norte entre velocidad, cantidad y calidad. La crisis de la empresa periodística nos lleva a que menos redactores tengan cada vez más trabajo, cuando lo natural era que cada uno tuviera su propia pieza. Cada vez pasamos más tiempo en las redacciones y menos en contacto directo con la fuente. Gracias a Twitter, muchas barreras han caído y los periodistas podemos localizar al protagonista de la historia sin intermediarios.

2. Twitter se ha convertido en el teletipo universal. Internet dispone de innumerables herramientas para buscar y publicar información, pero este modelo de microblogging permite una configuración personalísima de las noticias, novedades, eventos y rumores. Todo funciona según el grado de veracidad que le des a la fuente, pero luego hay que contrastar ese caudal de comunicaciones. Al final, como fuera de la red, no hay nada como el contacto directo de un amigo.

3. Quién sabe dónde. Políticos, científicos, actores, investigadores, músicos, futbolistas, incluso publicistas... está siendo exponencial el número de caras conocidas para el gran público que están cayendo activamente en las redes. Salvo los gurús, el resto somos una inmensa mayoría que se pierde en un mar de nicks y avatares. Si las empresas elaboran listas de sus empleados y contactos, y el resto agrupamos a los propios convenientemente, iremos directo al grano. Ninguno queremos perder tiempo. Por eso Twitter es el doble de bueno, por breve.

Insisto, parto de estas premisas, pero como buen novato en la materia y tras el fin de semana de carnaval, estoy deseando enfundarme el disfraz (imaginario) de Bob Esponja y empaparme del resto de opiniones. Porque nunca llevamos la razón absoluta. Estamos condenados a entendernos.

@japinero