Aún no he tenido ocasión de leer el libro sobre periodismo del que ahora escribo. Pero vaya por delante que, el día después de su presentación en Madrid, es sintomático que ningún medio de comunicación se haga eco de él. Para que luego hablen de corporativismo. Es cierto que hoy las nefastas previsiones para nuestra economía del FMI lo inundaron todo, pero no es menos cierto que la crisis también está ahogando a los periodistas. Se calcula que 8.000 compañeros han perdido su puesto de trabajo en los últimos cuatro años en España.
Insisto. Como aún no lo he leído, vaya por delante (de nuevo) su descripción oficial:
La crisis económica general ha coincidido en el tiempo con una crisis propia de los medios de comunicación y por tanto del periodismo, obligado a adaptarse a la nueva realidad digital. Como en toda crisis, se corre el riesgo de recortar cosas fundamentales, y conservar otras accesorias: suprimir lo más caro, no lo menos necesario. En un medio lo más caro es la información internacional propia de calidad, por eso en esa sección se pueden ver aumentados los problemas y los desafíos del periodismo. En Queremos saber, 12 periodistas de una amplia trayectoria internacional en los medios más diversos, de prensa escrita, radio y televisión, reflexionan sobre la crisis que está atravesando el periodismo y explican las nefastas consecuencias que eso tiene para el correcto funcionamiento de una democracia.
La presentación fue un éxito. El público llenó la segunda planta de la recién inaugurada librería La Central en Madrid, muy cerca de Callao, para escuchar y comprender los motivos que empujaron a los allí presentes a su elaboración. Tomaron la palabra Mayte Carrasco, Javier Martín, Pilar Requena y Ramiro Villapadierna. Dejo para para el final de este post a Cecilia Ballesteros. Enseguida lo entenderéis.
Ramiro, Pilar, Cecilia,
Javier y Mayte
Es muy interesante lo que destacaron los asistentes vía Twitter mediante el hashtag #QueremosSaber.
Mayte lamentó que "los mismos medios que me premian por cubrir guerras aún no me han pagado la factura de febrero". A juicio de Javier, "el error está en enviar a un periodista a la guerra para pedirle lo que estás viendo en Madrid por internet".
Todos cargaron contra el abuso de las redes sociales. Pilar explicó que "los 140 caracteres no bastan para hacer información". También confía en que "los 'hombres de gris' devuelvan a los periodistas el tiempo necesario para contextualizar". Para sentenciar este asunto, Mayte recordó la conocida crítica de Rosa María Calaf al llamado periodismo ciudadano: "cuando vamos a un médico, no pedimos un médico ciudadano".
En medio de tantos ERE y prejubilaciones, todos hicieron una defensa cerrada de la veteranía en el periodismo. Ramiro señaló que "ahora, en las redacciones, no se encontrará a esa gente con canas con la que en dos días se aprendía tanto". Por último, también salieron a la palestra las palabras del presidente de PRISA, Juan Luis Cebrián, que afirmó la semana pasada ante el comité de trabajadores de El País: "la tercera edad en periodismo empieza a los 50 años". "Tengo 50 años y creo que estoy en lo mejor de este oficio", respondió Pilar.
Dejaba para el final a Cecilia Ballesteros, autora del prólogo dedicado, como el acto de ayer, a Ricardo Ortega, que murió tiroteado a los 37 años en Haití, cuando cubría para Antena 3 Televisión la crisis política y social que azotaba entonces aquel país, mucho antes del terremoto, en marzo de 2004.
Escribo estas líneas con 37 años, acabé la carrera hace 15, jamás pisé territorio comanche y tengo miedo de cómo silban los disparos sobre mi cabeza.